Páginas

miércoles, 27 de marzo de 2019

Coisa Mais Linda

Al ritmo de Bossa Nova, comenzó una serie de Netflix, solo 7 capítulos y yo ni idea que se estrenó la semana pasada, simplemente presioné el OK y allí lanzada al mundo tropical, al pasado, vamos, a una época donde ni mi mamá había nacido.
No es la primera vez que veo una serie de Brasil: Tieta, Xica Da Silva, Por Amor...
Solo algunos de los nombres de historias distintas, si se quiere rompedoras para el género tradicional de la telenovela en Latinoamérica, acostumbrada a las (pésimas) historias rosas que se han repetido en bucle con el mismo tipo de personajes.
¿Dónde estamos paradas las mujeres? ¿Qué papel jugamos?
Porque por increíble que parezca en 1959 se vivía violencia de género, machismo desmedido y no, una mujer no podía pedir un préstamo sin la compañía del marido o debía decidir si ser madre/esposa o dedicarse al mundo profesional, donde ciertamente no era muy bien vista.
¿Y ahora?
Ahora es el 2019, y daré un pequeño vistazo:
Cambiamos la forma de vestir, menos algunas que desfilan con glamour modelos de los cuarenta y cincuenta en Instagram.
Las más jóvenes proclaman a los cuatro vientos dejarse los pelos al aire, destacan el poder femenino por sobre todas las cosas y entornan los ojos con cierto deje de asco hacia los colores pastel.
Y sí, en muchos países podemos votar (y botar también), abrir cuentas bancarias y sobrevivir en el mundo pensado para hombres.
Hoy en día no es cuento eso del techo de cristal y por más que se han tratado de cambiar las cosas, lamentablemente nos parecemos más de lo que deberíamos a esas mujeres de hace casi sesenta años.

Comencé a trabajar a los veinte, a punto de terminar mi carrera como contable en una firma internacional de auditoria, me juré a mi misma que jamás haría labores domésticas para/por un hombre, no me planteaba la maternidad y mi mundo comenzaba a las seis de la madrugada enfundada en unos tacones de más de diez centímetros.
Llegaron los treinta y con ellos el reloj biológico dio paso a la maternidad.
Y... y casi llegan los cuarenta y siento que voy hacia atrás en lugar de avanzar.
La que nunca se planteó jugar a las cocinitas, hace un mes tuvo que escuchar:
¿Por qué no puedes ser una esposa normal?
En silencio pensé: porque soy una antisistema, pero me callé, fui al baño y casi no reconocí a la mujer que tenia frente al espejo.
De cara al público, la que antes se mantenía y hasta casi mantenía hoy en día está en el paro, por muchas razones, entre ellas porque espero que mi proyecto profesional cuaje, porque soy rebelde y me niego a estarme quieta en una oficina (aunque a veces me tiente lo contrario), dando los pocos mejores años profesionales de vida que me quedan para un tercero que independientemente del sexo, se que me va a explotar ¿A cambio de? Canas, estrés y por encima alejarme de mi hija, durante los años que vislumbro serán críticos (su adolescencia).
Llevo dos semanas duras y agónicas.
Tengo un hada del sexo... vamos si los niños tienen el hada de los dientes, pues eso.
Esta hada me hace lanzarme sin límite al mundo de la pasión, esa que guardo bajo llave porque se a lo que me conduce.
Lo cierto es que fueron dos semanas, con un predictor negativo la primera (en ese momento cara de alivio frente al espejo) y con otro predictor la segunda...

Ya no frente al espejo, era incapaz de ver el resultado.
Así que hablé con mi marido quien pálido ante la noticia, ve el resultado: negativo.
Me comenta ya con más color en el rostro: Gracias a Dios ¿Te imaginas?
Que si me imagino...
Ante mi desconfianza por muchas cosas, respiré tranquila este domingo cuando por fin llegó una menstruación que no entiendo muy bien por qué se ausentó o sí: por siestas con inventos incluidos, por estrés, por cuestionarme mil cosas y porque creo que más que los cuarenta, se acerca una menopausia que reconozco es bastante esperada, al menos por mí.

Quedan varias conclusiones, ante este escrito un poco sin sentido:
1.- No entendí el final de la serie, en caso de extenderla a una segunda temporada, quizás vale, pero al menos yo, la habría terminado de un modo mucho más interesante.
2.- Las mujeres aún tenemos mucha mier... que quitarnos de encima si queremos realmente ver la luz.
3.- Apostaré por el concepto de la resiliencia.
4.- Estoy casada con un patán. Pero esa definición se las doy otro día.
5.- No seré madre por segunda vez y sí, estoy aliviada porque definitivamente en mi caso, la maternidad no es para mi (con una única excepción).

En fin ¿Ponemos algo de Bossa?

Digo, para relajar el ambiente...


5 comentarios:

  1. 1.- Dos no follan si uno no quiere (o así debería ser siempre)
    2.- Condones, mujer, condones... :P
    3.- ¿Por qué me pone celoso de que te folles a tu marido?

    ...

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. 1.- Claro, he ahí la cuestión...
      2.- Esos nunca faltan/fallan ;)
      3.- No hombre, si el amor (me) sobra y la ganas también :D

      Borrar
    2. Vale. Tú lleva las ganas y yo los condones. Luego nos organizamos

      Borrar
  2. Todo apunta a que te acercas a un momento importante en tu vida, o claudicas o te respetas...
    No me parece que vayas a claudicar.
    Y harás bien.
    Si uno pierde la dignidad ya no le queda nada por mucho dinero que tenga.

    Ánimo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Acertado, claudicar, jamás.
      Que bueno saber que no soy la única que piensa así, lástima que el mundo gire a veces en otra dirección.
      Gracias Toro

      Borrar