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jueves, 24 de octubre de 2019

Rosa Roja

Para Avelina...
una de las treces rosas, del rosal



Y como canta Serrat:
Gloria a Dios en las alturas
recogieron las basuras
de mi calle ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas
 


martes, 22 de octubre de 2019

No busques en Google...

Iba a escribir algo sobre el conflicto que ha rodeado el lugar donde actualmente vivo (Cataluña), pero como todo acto "político" prefiero dejarlo para cuando baje la marea.
Lo que sí, en medio de tanta incertidumbre (o no, porque se vislumbra el final del cuento), el jueves pasado el cartero llamó a mi puerta para darme la feliz noticia que soy "Presidenta de una las mesas electorales" del lugar de encuentro el próximo noviembre en unas elecciones que se adelantan como cambiantes y quizás abstencionistas (o no).
Menudo "honor" me ha tocado.
Entre tanto, hace unas dos semanas comenzó un dolor en el hombro, lo que inmediatamente hizo que mi cerebro a nivel inconsciente -y consciente claro- pensara en mi tío que comenzó con un dolor en el hombro y que por esta época del año pasado llegaba a España, para ser diagnosticado con cáncer de pulmón y morirse este enero, sin esperarlo, demasiado rápido, demasiado pronto.
Estuve una semana de ese fatídico enero sin salir de mi casa. Sin llevar a mi hija al colegio. Sin vivir.
Pensando en lo injusto que un político de mierda como Nicolás Maduro siguiera vivo, causando un nivel de estrés, hambre y penurias a millones de personas mientras que mi tío en cambio se nos fuera de las manos.
Duelo -lo llaman- y sus etapas que lamentablemente me se de memoria.
Lo cierto es que el dolor no remitía, al contrario, iba a más.
De hecho ya tenía una inflamación al lado de la axila, cerca del pecho.
Hice lo peor que puede hacer alguien. Buscar en Google.
Dejé de dormir.
El centro de mi cuerpo y mi mente se basaba en ese dolor profundo, nefasto.
Hace una semana le pregunté a mi marido que haría si yo me moría de repente ¿Qué harás con la niña? Responderme que todo seguiría igual, el saliendo de casa a las siete de la mañana, regresando a las ocho de la tarde y dejándola a su bola al salir del colegio, lejos de tranquilizarme me preocupó, me angustió a niveles inverosímiles.
Caminaba de forma agónica, hasta que me dije: lo único es que con lo organizada que eres, si te dicen que te queda "x" tiempo de vida es que podrías planificar hasta el funeral, cómo morir, convencer a mi marido que mandara a la niña con mi madre a Madrid.
Y el dolor por momentos disminuía.
Hasta que el miércoles de la semana pasada rompí a llorar.
Por la inflamación, por las dudas, por el dolor, por todo... o por nada.
Requirió valentía decidirme a ir a urgencias.
Por el problema catalán, pasar por mi médico de familia implicaría tiempo, factor que no estaba dispuesta a negociar.
Así que, como tengo seguro privado, allí que me aparecí en urgencias. Sola. Con el corazón que se me salía por la boca.
Soy de tensión baja siempre, en triaje, las enfermeras notaron mis manos sudorosas.
La tensión "alta" en 14/9 y el pulso en 103.
Les comenté del dolor. Salí y esperé a que me llamara uno de los médicos de turno.
Al entrar me revisó el hombro, yo le dije que tenía una inflación terrible que podía ser un tumor y me derrumbé. Me puse a llorar de forma desconsolada.
Lo primero que me preguntó ¿Buscó en internet verdad?
Asentí y negando con la cabeza respondió: es lo peor que puede hacer y lo que lamentablemente hacen todos.
Le hablé de mi tío mientras que ponía mi brazo y hombro en posiciones que casi me hacen gritar del dolor, que por cierto era totalmente real.
Me mandaron a hacer una placa, descartando rotura de hueso.
Diagnóstico: tendinitis aguda del hombro izquierdo.
Me programaron un eco, cita con traumatólogo. Enantyum, hielo y un cabestrillo durante 48 horas.
El viernes me dolía pero un poco menos, pero de sábado para domingo, mientras dormía el dolor se agudizó a pesar de la pastilla y no dormí prácticamente nada.
Esta vez le dije a mi marido que me acompañara al hospital (público) porque seguía con la inflamación y como auditora que he sido, necesitaba una segunda o tercera opinión.
Antes de entrar al hospital, como uso reloj de estos que miden el pulso, yo ya me notaba las palpitaciones aceleradas, pero entré en pánico cuando vi ese 122.
¿Sabes lo que es un pulso en 122?
Mi marido, que no sabe cómo actuar en esos momentos, se aleja, solo me dijo "A ver si te da un infarto por pendeja".
Las manos me sudaban, quería llorar, gritar. Experimentaba nuevamente ese enemigo lamentablemente conocido: ansiedad.
Entré al hospital y tras una hora de espera (angustiosa) ya estaba ligeramente más calmada.
La doctora me revisó el hombro, la axila, palpó mis ganglios, las manos, el pecho, el cuello, llamó a un colega para una segunda opinión.
Cuando nos quedamos solas, me preguntó: buscaste en internet ¿Verdad?
Asentí con la cabeza y me dijo, muchos de los casos de urgencias que tenemos aquí son producto de las búsquedas en el médico de cabecera mundial: Dr. Google.
Me reafirmaron que tenía una tendinitis aguda, de los músculos que van del hombro al pecho, tanto en la parte de adelante como en la de atrás (no me pidan los nombres porque son complicados); por eso la inflamación y sobre todo el dolor que por momentos se hace insoportable.
Tengo una semana de Enantyum intercalado con Paracetamol.
Con ellos la vida poco a poco vuelve a sonreírme, con dolor, de a ratos, pero ya menos intensos.
¿Cómo llegué a la tendinitis?
Por creerme mujer maravilla cuando soy una simple mortal que por encima es bastante zurda: cargar botellones de agua de 8 litros. Subir y bajar ropa al trastero para poner lavadoras. Cargar con la compra de varios kilos caminando casi un kilómetro más dos pisos sin ascensor.
Mentalmente, durante más del año que llevo viviendo aquí, he querido compensar el hecho de no trabajar en la calle y para no "cansar" a mi pobre esposo que se "mata" a trabajar y me "mantiene".
Mi mamá trinaba cuando le conté.
Ella es la única que sabe tratarme cuando me dan las crisis de ansiedad.
Enfermedad real, que por cierto, no se la deseo ni a mi peor enemigo y que muchos, incluyendo mi esposo, se toman a la ligera.
¿Moraleja?
Yo que sé, solo pasaba por aquí, para no dejar solo el rincón...

martes, 15 de octubre de 2019

Con destino el aeropuerto

Una vez me deslumbró
el aleteo moribundo de una oruga
que pretendía ser mariposa

 
 
Te asomas a la ventana, vacía
y tus ojos más vacíos, llenos si
de besos recibidos y caricias ya pagadas
Eres tú la Celestina que mira
a los aviones pasar
Eres quien sin rumbo fijo,
cambias barajitas
por diez minutos de ilusiones
Y vienen, te tocan, y se van
Muestras pasaporte
acompañado de girones
en los que se convierte tu ropa
cuando te la quitas sin mirar
Y llega otro avión... ya se va
Brillas con risa resabida
Con mirada falsa y un dejo,
denominado soledad
Vas al filo de la noche
buscando compañía
la que por fin con suerte
te pueda ya sacar
del encierro de tus mejores pesadillas
las que vives despierta
a través del cristal
Tu misma sabes,
que por ahora eres trapo
y te quejas y suplicas
en el silencio, compañía
de más de tres besos a cambio
de limosna
Pero por ahora
ya sabes, el vuelo se te va


Hace muchos años, con compañías variopintas fui a dar a un prostíbulo de tierras caribeñas.
Era la única mujer del grupo.
Dos de mis amigos entraron.
Sobra decir que me picaba la curiosidad por ver como era ese mundo, pero no. El guardia no me dejó pasar. La imaginación dio pie a lo que escribí arriba.
Jamás podré estar de acuerdo con esos lugares, de la forma como han sido manejados hasta ahora.
Tampoco estoy de acuerdo con los espectáculos de circos humanos, donde solo se ha cambiado el tipo de animal que te entretiene, pero bueno, eso ya es otro tema...
 
 
 
 


lunes, 7 de octubre de 2019

Historias de autobus

Amo ir en autobús, un sábado, sin prisas... recorrer la ciudad mirando la vida pasar, conociendo alguna nueva calle, viendo caras de mil colores y formas emocionales, lo considero un privilegio.
Como soy curiosa amo aún más, cuando en el asiento de atrás (o de adelante) surgen historias, algunas costumbristas, otras llenas de prisa y como no, alguna digna de mención:

Dos chicos de unos treinta años se sentaron detrás de mi asiento, yo iba con los cascos y una música que no impedía escuchar conversaciones ajenas.

"Tío es que al final de todo concluyo que las mujeres solo te quieren por interés, más aún si estás casado; aunque pueda parecer la mejor del mundo, según una teoría, las tías solo son capaces de amar realmente a sus hijos; por ello ¿Quiénes son capaces de amarnos realmente sin interés? Nuestras madres..."

¿Será cierta esa teoría?
Mis ojos se abrieron como platos al escuchar, nunca había escuchado nada semejante.


Feliz inicio de semana!

jueves, 3 de octubre de 2019

¿En qué momento?

Tu costumbre me produjo una sonrisa taciturna
y esa espera, eterna
Comencé a sentirme más sola
estando a tu lado
Inflando globos
que de tanto llenarlos
me dejaron sin aire
y terminaron reventando
Mi sequía se contradice con tus argumentos
batalla campal ya de por si perdida
Me cansé de tener tantas ideas
en la práctica poco valoradas
Hay relaciones que caducan
peor incluso que
esa salsa añeja olvidada en la nevera