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viernes, 25 de diciembre de 2020

Los Botines Vino Tinto

 L. alta a la par de altiva, elegante, risueña e inocente. Haciendo consonancia con sus veintipocos. A veces su vista se nublaba por una melancolía incoherente con su edad.

Su novio, ese compañero de fin de clases en la universidad, algo atolondrado, recibía a su amiga de la infancia, cara de porcelana, cabello negro hasta la cintura, mirada igual de negra e intensa, había llegado porque necesitaba apoyo en un proyecto.

El cielo auguraba espadas de cristal.


El espejo le devolvía a L. su cuerpo espigado con un vestido tejano. Había olvidado el frío de invierno. Tras beber el último sorbo de café recibía a la amiga de su novio, ese día debía entregar un informe antes de las vacaciones, se marchaba, asegurándose que su novio ya estaba despierto.

Un portazo. El viento helado.

Salía corriendo. Apenas diez minutos fuera y se percató que no llevaba abrigo, ni paraguas. Casi corriendo, pensando que se enfermaría decidió regresar a casa.

Apenas abrió la puerta escuchó unos gemidos.

- Deben ser imaginaciones mías. Eran rotundos sus pensamientos.

El nórdico bailaba al compás de los gemidos.

Palidecía incrédula...

Pero allí estaban.

La alfombra acogía unos preciosos botines vino tinto.

Los tomó silenciosa mientras un par de lágrimas abrasaban sus mejillas heladas.

Salió airosa del lugar que no volvería a pisar.


PD1: ¿Feliz Navidad?

PD2: Laura me parece un nombre precioso para la chica que se hizo con unos botines aún más bonitos.

PD3: Por favor, recuérdame no cenar pesado la próxima nochebuena, ODIO recordar esos malditos sueños que parecen pesadillas, no entiendo la sonrisa de esa mujer con esos zapatos, cuando son estas las horas y aún repiquetean en mi mente los gemidos de la traición.

PD4: Hasta que la mutua no me apruebe las consultas con el psicólogo, este blog me sirve para teclear... portal paralelo de mi mente divagante. 

viernes, 18 de diciembre de 2020

Mi pequeño Chernóbil

 Y no me da tregua mi pequeño Chernóbil

A veces me pego con el viento

Ya no me deslumbra el efecto

Solo pretendo aprender a vivir con ello


¿No tienes ganas que estos trece días pasen rápido?

Y llegue por fin el ansiado año nuevo... que vamos, es solo el día siguiente, pero cambiar de año, tal como lo conocemos, brinda un suspiro de esperanza, de novedad, de ansias...

El año entrante empezaré a estudiar de nuevo y tengo planes con derechos reservados.

Se que vendrán capítulos semanales de terapia entre cuatro paredes, saldrán sapos, ranas y uno que otro quebradero de mi caja de Pandora.

Entre ellos uno corto, intenso, dañino... con D, el de los ojos tristes, con su pasado impulsado por turbulencias, quien me inspiraba un abrazo infinito.

Volverá un efímero 2005 desdibujado por el sabor agridulce de los años.

Si D. hubiera elegido ser cantante, sería lo más parecido a Leiva. Su voz, ser un pequeño saco de huesos, con ese aire frágil, capaz de hacer(se) daño.

Compartimos cama, lágrimas, risas, confidencias... en una relación espacio temporal inversamente proporcional.

Fue mi pequeño Chernóbil

Tu que me lees ¿Te emociona que llegue un nuevo año?

domingo, 13 de diciembre de 2020

Saturómetro

Así llamo yo al cacharro que mide la saturación de oxígeno en sangre al mismo tiempo que el pulso. Ese que te colocan en urgencias de forma que tu dedo índice queda como el jamón del bocadillo que te preparaban para merendar.

A modo jocoso dada mi ansiedad y el tema enfermedades, siempre he comentado que no estaría mal tener uno en casa, es el tipo de accesorios útiles según se mire como un taladro, un termómetro o gas pimienta.

El hecho es que hoy cumplo seis años de casada, en enero haré quince de relación en pareja.

¿Qué  regalar cuando llevas tantos años con la misma persona?

Honestamente esperaba una buena tarde de sexo, ahora que más o menos he controlado mi respiración y que mis nervios me dan una tregua. 

Pero no... 

De regalo un saturómetro, bastante útil; al menos no es un aparato para hacer ejercicios a modo de indirecta para recordarme que no tengo el mismo cuerpo de hace quince años.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Aire...

En primer lugar mil gracias por los comentarios de la entrada anterior, no entendía muy bien por qué venían aquí personas a quienes admiro y leo en silencio, hasta que vi la entrada del Sr. Pitt Tristán sobre Galicia.

Un honor: que me mencionara, ser gallega y abrazar la vida.

Justo un mes de ausencia.

Un mes donde precisamente me tocó ser soldado de esa batalla contra el "bicho" como aquí lo llaman.

La pelea fue "leve" para los generales y tenientes de la guerra, para esta soldado raso fue sin embargo dura.

Lo único bueno es que me gané una medalla temporal (¿?) llamada IgG.

Lo malo: las secuelas. 

La primera semana después de dos semanas sin salir de casa, es notar la falta de aire al caminar. Caminaba como una persona de ochenta años cuando apenas tengo cuarenta. Paso despacio y esa sensación de ahogo.

Debo usar inhaladores por lo menos un mes mas.

Lo peor, la ansiedad, este año primero en marzo y ahora ha sido tan intenso que he tenido que dar mi brazo a torcer y medicarme. 

De hecho este domingo tuve que parar en urgencias porque tenía taquicardia y sensación de ahogo nuevamente. Estaba hiperventilando porque saturaba y saturo en 100.

Mi primer electrocardiograma y la segunda radiografía de tórax en un mes, revelaban que mi corazón y mis pulmones aguantaron la batalla, pero la mente, ay la mente... esa si que quedó más tocada de lo que ya estaba.

Aún me ahogo y reconozco que hay cosas que pesan mucho más que esta maldita enfermedad.

Eso si, desde aquí, un aplauso de pie a nuestros sanitarios.

A quienes los aplausos vacíos llenaron en marzo y abril, para después a muchos de ellos darles una patada por el c... y no renovarles un contrato.

Deberían ser de los mejores pagados en este país y sus sueldos y condiciones laborales son en muchos casos de pena.

La calidez humana, la paciencia para escuchar y tratar las heridas no solo físicas sino también las mentales.

De corazón GRACIAS porque su trabajo no tiene precio.

Y de agradecer también el poder abrir los ojos cada mañana y respirar aunque cueste.

Como sociedad no tengo nada que agregar, solo que somos los únicos animales que tropezamos mil veces con la misma piedra.

Tocará comprar una tabla de Surf... como dicen aquí los niños: me la pido.


PD: Y precisamente, el 28 de diciembre (Día de los Santos Inocentes) mi primera cita del año con el psiquiatra...

lunes, 9 de noviembre de 2020

Vivamos como Galegos

El marketing emocional, aquel que te cala porque busca eso, emocionarte.

Gadis es experto desde hace años en realizar comerciales que podrían incluso arrancar un lagrimilla en un día tonto.

Me recuerda mis orígenes, las tantas veces que caminé por Coruña con esa sensación absoluta de soledad y melancolía.

Este año con lo que hemos pasado, no podían pasar de largo.



viernes, 30 de octubre de 2020

A San Fernando...

La vida gira, o la pone a girar alguien, denominado destino, fuerza suprema o inconscientemente nuestra misma naturaleza humana, y ese giro, el de 360º, a veces nos hace encontrarnos en el mismo grado cero, tras haber recorrido los otros 360.

Eso que una vez desperdiciamos o no supimos valorar, es como otra oportunidad, para comenzar un nuevo giro, pero con las enseñanzas de la vuelta anterior. 

Le estaba ocurriendo justamente eso, por algo que llaman simetría, comenzaba de nuevo, y su maleta llevaba algo de pasado, mucho de recuerdo, nada de nostalgia, amén de desconfianza, el mismo género, no lo cambiaba. 

Metió la valentía, borró temporalmente la tristeza, redimensionó sus perspectivas, sin falsas creencias -de esas ya no le quedaban-, sin estereotipos pues los regaló todos, y si alguno le quedaba, lo tiró a la misma basura de desperdicios no reciclables.

No llevaba el álbum de barajitas, pues las dejó volar al viento para que se hallaran ellas mismas o encontraran un nuevo álbum donde pudieran ser pegadas.

No metió en su maleta, sueños, ni términos ya conocidos, no metió dulces promesas, por ahora, su maleta estaba conjugando racionalidad y nuevas sensaciones, no dulzura.

Cargaba su maleta y no le pesaba, porque iba más ligera de peso que antes.

Cargaba su maleta de ambiciones, de crecimiento, de construcción, sin engaños, con todo más o menos claro.

Que lástima que esa maleta la llevara nuevamente al punto de partida.

***

Pasan los años y sin duda, sigue siendo el momento más intenso que ha vivido hasta ahora.

Por Halloween, esa noche mágica de otrora.

Cuando de fondo sonaba Manolo.

Pártete conmigo un cuartito de silencio

Préstame esta noche tu maleta de los sueños

O me hechas un pulso, o jugamos un sencillo

Frótate conmigo hasta que me saques brillo 


viernes, 9 de octubre de 2020

Heart of glass

 Abascal me pone

imagino su nariz aguileña

su mirada diabólica

perdida entre mis piernas

Retozando sobre una bandera republicana

doblegando su supuesto machismo

dándole de látigos mientras me suplica un poco más

Es utopía

Como el fin de la monarquía

o pensar que el chocolate no engorda

Como saber que nunca fue siempre

y que tus ojos de océano navegaban lejos

Como soñarte sonriendo

dedicándome palabras 

lo siento, no puedo

Abascal me pone

tanto como mirarte 

... Y por si esta noche me convierto en dominatrix


PD: Amo la versión de esta mujer... 

jueves, 1 de octubre de 2020

¿Cuántas veces te han roto el corazón?


Evidentemente, es en sentido metafórico...

Adele (en sus dos primeros discos) es un total referente para esos momentos de bajón absoluto.

También depende de la edad, no es lo mismo la ruptura de los primeros amores a cuando pasan los años y ya muchas cosas realmente carecen de importancia emocional.

Vamos que te das cuenta que no existen príncipes, que los reyes tienen rabo de paja y que las monarquías van en decadencia (dicho sea de paso).

Ayer caminando escuchaba la radio (como todos los días que debo salir) y colocan esta canción, la voz es tan desgarradora, ese piano de fondo... es una canción universal para el despecho, para el desamor.

Ay amigo o amiga, tu que me lees del otro lado de la pantalla, dime ¿Cuántas veces te han roto el corazón?

El problema de que se rompa es que los pedacitos puedes intentar pegarlos, pero lo sabemos, jamás quedará igual. 

PD: Esta semana, nos dejó un grande. 

Quino, sin ti, el mundo se hace un poco más pequeño y silente que ese globo terráqueo bipolar que tenía Mafalda...

martes, 22 de septiembre de 2020

Sabotaje

Tu que me lees desde donde estés, quiero que sepas que muchas de mis entradas son a modo personal, reflexiones al aire, pensamientos que explayo a modo de catarsis, por ello, a veces el sin sentido.

A mi me hace bien, porque alivio la carga mental (que a veces en mi caso es excesiva).

Estoy casada desde hace años. 

Mi esposo trabaja  todos los días de 9 a 6 (o más, según el paripé que monte a diario) y desde la pandemia, desde casa.

Su sueldo mantiene una estructura familiar clase media.

Muchos me preguntan por qué yo no trabajo en la calle.

Quizás la respuesta es variopinta, según el día o momento podré responderte:

NO me gusta el sistema occidental de tener hijos y lanzarlos a la independencia desde muy pequeños, para sostener una estructura económica consumista. 

A las pruebas me remito que este sistema es un fracaso: padres que quizás no quisieron serlo nunca, círculo de endeudamiento, nula conciliación familiar, hacerle creer a la mujer el estúpido concepto de empoderamiento desde finales del siglo pasado.

Desde que me quedé embarazada supe que mi hija pasaría a ser mi norte/sur/este/oeste por los próximos 18 años, en términos de cuidados y velar por un crecimiento de la mano, no por dejarla a su suerte para yo ganar dinero en la calle.

A partir de su nacimiento, compaginé durante 5 años la universidad y clientes contables, hasta que vine a España.

Aquí no conseguía trabajo, homologué mi título y... no me sirvió de mucho. 

No se si era el mercado laboral gallego, yo misma, pasé de tener una confianza infinita en mis habilidades a sentirme que no valía nada en el terreno profesional.

Hasta que se me ocurrió en 2016 la idea de grabar las clases e impartirlas en línea. Esas mismas que impartía en la universidad, con esquema, metodología... etc.

Para no entrar en detalles, la vida pudo con nosotros y en 2016 tuvimos que regresar a Venezuela.

Eso sí, no me pregunten cómo, conseguí darle tutorías de máster a un gerente en EEUU, sí, de una universidad americana. 

Estudiaba en línea y como no tenía tiempo para tareas y exámenes, lo ayudaba y a cambio, obtuve el dinero suficiente para adquirir los pasajes aéreos y asumir los gastos de los tres primeros meses aquí en España. 

Tenía claro que debía regresar.

Seguía con mis clases en línea (que me daban poco beneficio económico pero mucha satisfacción personal) más las tutorías.

Mi esposo ganaba un sueldo poco más que precario. Antes de casarnos y hasta ese momento gané más dinero que él. 

Lo cierto es que tanto él como mi familia, en lugar de impulsarme o apoyarme, siempre han visto de reojo mi trabajo de profesora en línea.

Llegamos a Barcelona, él consiguió empleo en una muy buena empresa, ese que nos mantiene a grandes rasgos en la actualidad.

Su familia dice que soy una mantenida.

Mi familia dice que para callarle la boca, debo trabajar en alguna oficina.

Mi hija ya casi tiene 12, por lo que mi lógica inicial es que quedan 6 años de guía, ahora de hecho comienzan los duros años de la adolescencia.

Y te echo un cuento si eres de las que están casadas, con hijos y trabajas fuera de casa: no llegas a todo y si llegas, lo haces mal. 

Porque es lo que veo en muchos de sus compañeros de clase en la actualidad: madres que les toca madrugar, ver que tu hijo/a se queda solo, va al cole, regresa solo, tu trabajas fuera y al llegar a casa, te toca limpiar, cocinar y ver que hizo tu familia mientras no estabas. 

Es agotador. Te lo digo porque lo viví en carne propia.

Mientras tu marido se limita a trabajar de 9 a 6, barrer o pasar la fregona los domingos a regañadientes y quejarse por todo y por nada.

Como he querido ir a contracorriente porque no me da la gana que mi hija ande sola por el mundo de mierda que le ha tocado vivir, pues decidí ganar para comprarme cosas no básicas (según qué esquemas) como ropa interior o un limpiador facial (porque eso no entra en el presupuesto familiar).

La cuestión es que ya gano para eso y para un poquito más.

Las clases en línea van bien, podrían ir mejor.

Pero entra aquí la palabra SABOTAJE.

Para el compañero de piso que tengo llamado esposo, esto es un hobbie, con el que según el, nunca lograré nada, importante es su trabajo, el que nos mantiene día a día.

Primero están mis labores de ama de casa, después el "hobbie".

Le digo oye y si me abro Patreon: "pero quién va a querer pagar por algo que pueden tener gratis en Youtube?"

¿Y si busco patrocinadores para las clases?: "Por favor, con el número de personas que ven tus clases... ¿Quién querría patrocinarte?"

¿Cómo me siento?

Hundida.

Que profesionalmente valgo menos que nada.

Que estoy perdiendo el tiempo.

Que mi esquema mental está errado.

***

Y poco más...

Si me lees, perdona lo largo.

O lo absurdo.

Ahora, te dejo una frase positiva de martes, esas que últimamente estoy llegando a detestar, esas que ahora mismo no me creo:

lunes, 7 de septiembre de 2020

Este mundo que nos tocó vivir

Esta entrada de lunes (muy lunes), nació por inspiración; leyendo al Sr. Tristán en su entrada: El Mantra del Buen Youtuber .

Exponía un párrafo donde los adjetivos iban de podridos, pretenciosos, analfabetas, personas sin criterio, dañinos y algo más.

 Y bueno, en todo hay que tener mesura y sentido crítico.

Entiendo que el mundo del Influencer genera a muchas personas con poca preparación, ingresos "fáciles".
Que la burla hacia las personas adultas está a la vuelta de la esquina, tal como agregaba en comentarios, haciendo referencia a las jovencitas que ayudaban en una residencia de ancianos y se burlaron de una mujer incapacitada.
Es cierto, la exposición de la intimidad mediante la inmediatez de las redes sociales a veces no tiene filtro o el filtro detrás de los algoritmos no llegan lo suficientemente rápido y se visualizan escenas grotescas como accidentes, burlas y bromas crueles que a la larga, terminan ridiculizando al creador dejándolo a merced del olvido, que es lo peor que puede pasarles a estos "personajes", eso y evidentemente probables demandas con distintos tipos de penas según el país donde ocurran los hechos (pero esto ya es un tema profundo y con aspectos legales que no voy a mencionar).

Pero... porque siempre hay un pero, creo que el problema radica en el consumidor y no en el creador de este inframundo.

Por ejemplo: la mierda de algunos canales como los del grupo Mediaset.
Ellos están todas las tardes con Sálvame, Gran Hermano o Supervivientes, para mi insufribles, miserables y que poco o nada tienen de "contenido", pero siguen allí y son consumidos por muchas personas que de hecho se ofenden si les dices que son programas de pacotilla. Incluso te preguntas cómo algunos periodistas o profesionales de distinta índole se prestan para colaborar en semejantes miserias.
Respeto a quienes producen y consumen este tipo de contenidos. No lo comparto ni lo consumo.

Igual pasa con Youtube y otras plataformas que enredan socialmente.

Hay mucho contenido en la televisión que vale la pena: un buen documental, una película, incluso algunos concursos (me confieso enganchada a Saber y Ganar).
De todo lo que se produce, yo elijo que ver y paso de largo ante lo que me perturba.

Y con Youtube pasa lo mismo, hay mucho creador de contenido valioso.
Gracias a muchos tutoriales he aprendido a reciclar, me he aventurado a leer libros, preparar una buena receta o incluso reparar algo en mi casa.
Cuando siento que el primer mundo me agobia (en el sentido consumista) me centro a través de una mujer coreana que muestra un estilo de vida diferente al occidental.
Así que no todo es malo y depende más de la elección que se hace al consumir contenidos digitales.

Creo incluso que no toda la juventud millenial está podrida ni son analfabetas y si lo llegan a ser, es más por la irresponsabilidad de quienes los crían o educan y dejan a su libre albedrío frente a todo lo que está a su alcance visual.

En fin, una entrada de lunes, lo escribí al principio.

PD: Hace poco una chica madrileña de unos treinta años, doctora en química, con dos másteres a cuestas, tras un año buscando trabajo en laboratorios en Francia, comunicaba su alivio al ser contratada en una Startup para llevar los contenidos digitales, su cargo: Community Manager. Ganaría lo suficiente para pagarse su mini piso de 30 m2, mantenerse y no tener que regresar a España a vivir en casa de sus padres.
Alegaba su alegría y a la vez su frustración sintiendo que sus diez años de estudios en Química de poco le habían valido.

Evidentemente, como sociedad, tenemos un problema.

viernes, 4 de septiembre de 2020

In my arms

Viernes, septiembre 2020.
Mi cabeza en cambio se antoja juguetona, retrocede unos años y evoca los mejores momentos.
¿No hay días de bajón absoluto?
Pues también los hay en los que te subes por todo lo alto y te sientes que vas pisando fuerte (aunque sea en zapatillas de andar por casa).
Hoy es uno de esos días.
Por cuestiones que no vienen al caso, ayer tuve que tomarme muchas fotos.
El autorretrato es una materia pantanosa, pero, con las cámaras de hoy en día y esos cacharritos "Made in China" que te permiten evitar temporizadores, más trípode... más mil fotos, cosa impensable en mi época de niña donde los rollos eran máximo de 36 fotos y se llevaban a revelar y a saber Dios que salía de esos negativos.
Hoy el mundo digital lo hace más sencillo.
Sin embargo, prefiero no jugar a los retoques, ni en fotos ni en la vida real.
¿De qué vale engancharte a una figura construida a base de Photoshop?
Hoy a mis 41, contenta por la imagen que capta la cámara.
Tengo más arrugas y ojeras que jamás en mi vida.
Pero la mente, ay la mente...
Más llena también, es lo que tiene Vivir.
Por eso hoy día de "antibajón" me pierdo en una de Kylie...


"How does it feel in my arms?
How does it feel in my arms?
Do you want it?
Do you want it?
Can you feel it?
Tell me.
How does it feel in my arms?"

PD1: Hay emociones que podrás imaginar, pero jamás podrás sentir... al menos no a mi lado.
PD2: Si, es una entrada tontorrona, a lo Díaz Ayuso...



Feliz finde, donde estés ;)

lunes, 31 de agosto de 2020

Seis pies bajo tierra

Nunca digas nunca, debería titularse esta entrada, pero no...
De pequeña (vamos hasta hace dos años) no toleraba un montón de alimentos, no me gustaba por ejemplo la cebolla, el pimentón, los sofritos.

Me perdí el mundo de las maravillosas especies como el curry o la cúrcuma, renegando de forma altiva el clavo de olor o el fastuoso jengibre.

Mi paladar infantil hizo que me perdiera de mucho.
Por eso, en mis cuarenta, pruebo.
Pruebo todo lo que pasa y me apetece en términos culinarios.
Así me pasa con la música.
En principio no me gusta lo de moda o lo muy juvenil.
Hasta que hoy se me ocurrió colocar en Youtube Billie Eilish

¿Por qué? porque muchos de los stories de quienes sigo en IG tienen de acompañamiento a esta mujer, mundialmente conocida, con un montón de premios y yo, desconocedora absoluta.

Trabajando, se empezó a colar, de mis oídos al cerebro y debo reconocer que algunas canciones ya son bucle.

Elevo los ojos al cielo...

No tengo remedio.



Un pedacito de esa canción... LA CANCIÓN

Ayuda, me perdí a mi misma nuevamente, pero te recuerdo
No vuelvas, no terminará bien
Pero me gustaría que me lo dijeras también
Nuestro amor está a seis pies bajo tierra
No puedo evitar preguntarme
Si nuestra tumba fuera regada por la lluvia…
¿Florecerían las rosas?
¿Podrían florecer las rosas nuevamente?
Recuerda mis labios
Borraré tus caricias
Es demasiado para mi
Desapareces como el humo en el aire…



PD: Cuando abres la maleta y sueltas lo que te sobra, no puedes más que sentirte libre...

Feliz inicio de semana, donde estés

viernes, 28 de agosto de 2020

Al lado del camino

Este fin de semana promete lluvia y tormenta.
Otrora estaría acongojada, final de agosto y un finde "desperdiciado" por la lluvia.
Hoy, lo agradezco tanto.
Ese olor a tierra mojada, el aroma característico que te permite intuir que las gotas se acercan.
Tomar un té a media tarde.

Terminar de pintar la pared del cuarto sin sofocarme, animada a ver como queda con la decoración.

Pintar una lámina...

Se me antoja, como esos pequeños placeres que son los que a día de hoy me ilusionan.




Y de fondo musical mientras termino de pintar, el gran Fito:

"Nadie nos prometió un jardín de rosas
Hablamos del peligro de estar vivo
No vine a divertir a tu familia
Mientras el mundo se cae a pedazos
Me gustar estar al lado del camino
Me gusta sentirte a mi lado
Me gusta estar al lado del camino
Dormirte cada noche entre mis brazos..."

Feliz fin de semana, allá donde estés


lunes, 24 de agosto de 2020

Cuestión de fe

Me cuesta tener fe, confianza en alguien/algo.

¿Cómo se llega al punto del quiebre o la pérdida de esa confianza?

En mi caso, cuando se pierde la credibilidad.

Puede ser un proceso de poco tiempo o mucho, según la(s) acción(es) de la(s) persona(s)

Me considero desconfiada casi absoluta, poco creyente.

Mi madre siempre añade "Por eso, así te va".
Quizás...
Uno da muestras de confianza al principio de cualquier relación, sea personal, laboral, social.
Hasta el punto de quiebre y no retorno.

En enero (lejano, muy lejano, porque con todo esto, la relación espacio temporal se ha perdido gradualmente) nos dijeron "Es solo una gripe, además está en China, es poco probable que nos afecte.
¿Y en febrero? ¿Alguien recuerda lo que nos dijeron en febrero? No por favor, las mascarillas NO son necesarias.
A principios de marzo, una marcha en pro de las mujeres y sus ¿Derechos?
Y luego... bueno, todos ya sabemos que pasó luego.
En mayo, prometieron por el Niño Jesús el dinero para cubrir los ERTEs, prestaciones por desempleo y a los autónomos así como el famoso Ingreso Mínimo Vital.
En junio que la economía se recuperaría, prendiendo la chispa esperanzadora de locales de restauración y ocio nocturno, donde muchos fieles creyentes incluso se endeudaron para cumplir con las condiciones de apertura "seguras".
Yo imagino que quienes nos dirigen, tienes hijos, nietos, sobrinos, familiares y/o vecinos en edad adolescente: la más rebelde, buscadora primigenia de la libertad con sus hormonas en pleno hervor.
Evidentemente estaba claro que la "nueva normalidad" entraría por un oído y saldría por el otro de la mayoría de los confinados.
Primero porque no cala el concepto.
Segundo porque se contradicen: Agosto agonizando y la culpa de los rebrotes es del ocio nocturno y la restauración, esa misma que se animó a abrir con las premisas impuestas.

"Es culpa de los rebrotes que no haya la medicación necesaria para los casos graves que se originen" asomaba una noticia la semana pasada
¿En serio?
¿De verdad el gobierno no fue previsivo en los mayores picos experimentados de lo que seria necesario en caso de otro nuevo pico?
Y ahora llaman a la responsabilidad individual para que en una semana se vuelva al trabajo y en dos a los coles.
¿Quién garantiza la seguridad laboral y escolar?
¿Los mismos que llevan meses cosiendo y descosiendo?
¿Los mismos que afirmaron tener un comité de expertos y que meses más tarde afirmaron tranquilamente que no existía el mismo?

¿Sabían que hay personas que aún no han sido llamadas a trabajar de nuevo y les han suspendido el ERTE?

Malo es el origen.
Mala es la gestión.

Lo siento, hoy no es una buena entrada.
Solo que frente al abismo que se aproxima, la ansiedad, me tiene bloqueada.

Y para más... una canción con letra atemporal, dedicada a los de derecha... cuando resulta a la vuelta de los años que los de la izquierda son de la misma calaña por no escribir, la misma mierda.


martes, 18 de agosto de 2020

Tu lo que quieres es que te coma el tigre...

¿Creen posible la amistad verdadera y genuina entre un hombre y una mujer?
Quizás es que estoy criada en una cultura de fondo machista, porque en mi escasa experiencia con el género masculino, pocos han sido los hombres que me han ofrecido su amistad sincera sin un deseo sexual de fondo.
Y los amigos "de verdad" es porque eran homosexuales...
La milonga de "Ese hombre no te conviene"
¿Cuántas veces no lo he escuchado antes?
Ojalá amigo y hombre pudieran estar en la misma oración en los entresijos de mi diario confinado.
***
Sin desperdicio la relación entre Malu y Roberto en Coisa Mais Linda (Netflix).
Predeciblemente, en la primera temporada se percibía la tensión sexual.
Fogoso el encuentro en la segunda temporada.
Y es que ella al final, quería eso, que se la comiera el tigre ;)


jueves, 13 de agosto de 2020

El gringo


Hacía mucho, no me sentía tan identificada con una letra.
Es un sentimiento lejano, porque desde pequeña no era de allá.
Siempre fui la galleguita, la blanquita, a la que no le daba el sol.
Llego a Galicia y era la caraqueña, la del acento de las telenovelas.
Y ahora que vivo en Cataluña, me siento como dice Sadness, de ningún lugar.
A veces me preguntan si vengo de las Islas Canarias; a los más cercanos, con risa taciturna les enseño el reverso del DNI donde el lugar de nacimiento delata.
Me miran con desconcierto, porque no tengo ni cuerpo ni cara de ser Made in Galicia, con toda una familia paterna gallega y una materna castellana/madrileña.

***

Echar raíces se ha convertido en un tema complicado; finalmente da igual el origen, porque me doy cuenta que me estoy convirtiendo en una nómada, para bien o para mal...


Me dicen el gringo cuando me ven pasar
Por el centro del DF, La Condesa o Coyoacán

Me dicen el gringo pero nunca sabrán
Que yo no soy de allí pero tampoco soy de acá
Soy de ningún lugar, soy de ningún lugar
Ningún lugar es mío, soy el río rumbo al mar
Soy de ningún lugar, soy de ningún lugar
Yo sólo soy el viento que viene y se va
A veces creo que el tiempo se ha parado

Y sigue para todos los demás
Me doy cuenta de lo lejos que he estado
Y entonces tengo ganas de llorar
Cuando me ven pasar por Sagrada Familia o La Plaza Real
¿Quién me va a esperar?, ¿Quién me va a esperar?
Si no me esperas tú, nadie me esperará
Soy de ningún lugar, soy de ningún lugar

Ningún lugar es mío, soy el río rumbo al mar
Soy de ningún lugar, soy de ningún lugar
Yo sólo soy el viento que viene y se va
Que viene y que se va
Que viene y que se va
Que te dejó pasar porque siempre viene y se va


viernes, 7 de agosto de 2020

Gerontofilia

Hablando, de esas charlas de viernes sin sentido con una copa de vino en la mano, salió el comentario.
Estoy casada pero soy de las que expresa las cosas a la cara (para bien o para mal), así que en medio de la tontera vespertina, le comento a F lo bueno que estaba el abuelo del último comercial de Casa Tarradellas.



Lo que me excita pensar en un café hipotético con Henrique Lazo, locutor venezolano que ya se gasta la friolera de 72 años.


Hace diez años deliraba con Jose Luis Perales o el mismo Serrat.
Cuando estudiaba en la universidad me gustaba un profesor (típico cliché).
L explicaba Mercados Financieros mientras yo me quedaba prendida de su mirada taciturna y sus labios finos.
Años más tarde mis propios alumnos comentaban que L era un profesor macabro que los aterrorizaba con exámenes imposibles, les comenté que había sido mi profesor y que de aquella era bastante admirado por muchas de sus alumnas.
Vergüenza la semana siguiente cuando me tomaba un café en el salón de profesores, L se acerca y me dice:
- Colega, no sabía su profunda admiración cuando fue mi alumna.

Mis mejillas pasaron de nivel rosado a colorete tono Heidi.

Le comenté que la admiración seria eterna.
Mi sonrisa brillaba más que mis ojos, así que devolví el cumplido de forma que los colores se le subieron a él.
Nunca más volví a cruzar palabra con ese profesor, cambios de horarios y al poco tiempo cambio de país, pero lo dicho, mi admiración sigue intacta.

Soy y seré rara.
Entiendo perfectamente por qué me gustan los hombres mayores, hizo falta una que otra terapia, pero lo terminé aceptando.

Y a qué viene esto?
Yo que se... el verano no verano que me hace pensar más de la cuenta.
O que esta noche no dormí casi del calor sofocante.
***
Si de vidas paralelas se tratara, ahora mi otro yo creo que está en la terraza de 360º escuchando El mismo aire, pensando lo imposible de algunas cosas en la vida.

lunes, 3 de agosto de 2020

¿Cuál es tu fruta favorita?

Con el calor a cuestas, con este noverano, con el calor que sobra...
Me detengo a pensar que mi fruta preferida hasta marzo de este año era la manzana.
Hasta que se me revolucionaron los sentidos y le cogí un asco poderoso
Porque ya no me sabe igual.
Mi olfato se cuestiona cada olor de antaño.
Se me antojan lejanos.
Meses donde todo se trastocó.
Fui a Madrid. Una semana con mi familia.
Decidí que no volveré, al menos no del mismo modo.
No se si me agrade lo nuevo.
Me cuesta aceptar lo que toca, pero eso, es lo que hay.
Extraño la playa... pero no quiero que se desdibuje por cuadrículas llamadas parcelas, por horas y restricciones, seria lo contrario al sentimiento de libertad que me ha sugerido siempre el olor a mar.
Por eso este verano no voy.
Ni a la piscina.
Ni al parque.
Ni al centro.
Mi hogar se ha convertido en un refugio del que para bien o para mal no quiero salir.
Salgo sin maquillaje y en casa me maquillo como si fuera a una fiesta de Lomana.
Piso la calle de a saltos solo para comprar lo necesario con los tenis más viejos que poseo, mientras, mi sala se ha convertido en una pasarela mejor que la Cibeles.
Y así todo.
Los días son menos días, mi mente va en cuenta regresiva.
Afortunadamente en medio de esta travesía descubrí a Carlos Sadness y oye, me saca de ese estado cansino y rutinario. Este hombre me hace sonreír cada vez que lo escucho.
Hoy, si me lees te dedico esta canción, pero podría ser cualquiera de su repertorio: para ti... Amor Papaya.

"Haces que el tiempo se derrita,
que yo busque en tu espalda
tus pecas... de sandía"


viernes, 19 de junio de 2020

Sacando algo bueno...

Esta pandemia deja pocas cosas buenas: algún que otro aprendizaje, mucha reflexión que lamentablemente al volver al status quo original se almacena inexorablemente en el inconsciente.
Ganas de vivir/sentir/comer mejor.
Ganas de remodelar ese rincón donde por que sí estuvimos durante meses (y no dudo que volvamos a estar).
Deja a muchos que a pesar de lo malo, aún no aprenden la lección y siguen haciendo daño en el camino.
Y otros que aún brillan física y mentalmente.
Otros que producen arte y sacan lo bueno de lo peor.
Como postre para este fin de semana que da inicio al verano, algo agradable de ver y escuchar.
Algo relativamente bueno.
Feliz finde!

jueves, 11 de junio de 2020

Nudo en la Garganta

Meses de ausencia...
Ausencia de dos sentidos preciados durante casi un mes, sin llegar a mayores.
Ausencia de luces o sobra de ellas.
Ausencia de agua en plantas que se marchitan por falta de dueños.
Y por encima ausencia de ti.
***
Recuerdo cuando en la ya pasada y repisada Cota Mil, Fran ponía en el reproductor Grita.
Mientras Daniel aún lloraba recordando a su Flaca después de (mal) follarme.
Años más tarde, como en otra vida, recorríamos la Cota Mil otros personajes, tratando de animar a los presentes con tu voz: A lo loco, Dos días en la Vida, Agua; escuchábamos animados, ahogando el ruido de bombas lacrimógenas, evitando ver las tanquetas que cerraban el paso por doquier.
Aún no soy capaz de volver a escuchar Humo, porque me recuerda cómo se esfumó mi tío por esa misma y maldita enfermedad: el cáncer.
Esta semana empezó nublada.
Y tu cielo catalán llovió a mares porque sí, porque hay que pasar por agua la ausencia, ahogar las penas, inundar de vez en cuando el lavabo con esas lágrimas efímeras pero intensas.
El cielo se ganó una estrella y la tierra, ay la tierra, se llena de tu ausencia.
No entiendo el mecanismo de la muerte.
No me da la gana.
Me cuesta asimilarla.
Esta semana me recuerda otro junio, tan pasado, tan presente, tan duro porque dejó tras de sí otra ausencia.
Estoy segura que quizás en un lugar paralelo, te escucharé desde una barra de bar, porque allí seguirás cantando.
Esta semana te lloré Pau, sin conocerte... o sí, porque formas parte del soundtrack de mi vida.
Y te traigo por un instante a la vida, te traeré a menudo mientras sea un compás paralelo el tecleo de mi computador al ritmo de tu música.
Escribo ahora, escuchándote.
Y de nuevo ese nudo en la garganta.
La vida y su ausencia, el silencio que deja.
Hasta pronto...


miércoles, 12 de febrero de 2020

Feliz San Tontelín

Parece que este blog ha quedado para brindar mis más sinceras y exclusivas felicitaciones en celebraciones varias y fiestas de guardar.
No ha sido mi intención, pero así ocurre.
Decidí tomar las riendas en aquellas variables que puedo (y debo) controlar, dejando de lado emociones superfluas que en mi vida me han llevado por el camino de la insatisfacción.
Mes y medio sin sexo:
1) Porque enero es un mes de mierda
2) Porque entré en depresión
3) Porque no me sentía a gusto en mi propia piel
4) Todas las anteriores

Hace años no me reconocería: esa que siempre había sido fogosa, calentorra, con ganas de más, ahora pasa pies puntillas por la cama matrimonial alegando desde el simple estoy cansada, al mítico "hoy no, que me duele la cabeza".

Mes y medio sin sexo, sin peleas, sin conflictos; para romper la racha con dos polvos a medio hacer.

Donde el "después de" se convirtió en algo tóxico, donde empezaron las dudas sobre el futuro, sus padres, la hipoteca y mil milongas más...
Chico que ahora andamos con el Coronavirus... ¿Yo que coño se si llego a fin de año?
Yo quería un polvo de esos de aquí te pillo, aquí te mato y punto pelota.
Como en la adolescencia, con hormonas fervientes y nervios precoces, unas cuantas caricias y ya.
No me interesa precisamente después de follar, saber tus angustias porque no te has metido en una hipoteca rondando los cuarenta o el conflicto bélico que implica llegar a fin de mes.
Que fácil acabar con la "magia".
Que fácil que se me quiten las ganas ante semejante panorama.

Con mi mes y medio en paz.
Ese que espero se convierta en dos, tres, seis meses...
Cada día estoy más convencida que esto es lo que falta en mi vida:

Si si, el cacharro de moda... ese que aparentemente te lleva al placer sin conflictos.
Sin preguntas...
Sin problemas...

Definitivamente, será mi próxima inversión.

Y para San Tontelín, cero ñoñerías, que el chocolate engorda y las palabras, se las lleva el viento.