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martes, 15 de octubre de 2019

Con destino el aeropuerto

Una vez me deslumbró
el aleteo moribundo de una oruga
que pretendía ser mariposa

 
 
Te asomas a la ventana, vacía
y tus ojos más vacíos, llenos si
de besos recibidos y caricias ya pagadas
Eres tú la Celestina que mira
a los aviones pasar
Eres quien sin rumbo fijo,
cambias barajitas
por diez minutos de ilusiones
Y vienen, te tocan, y se van
Muestras pasaporte
acompañado de girones
en los que se convierte tu ropa
cuando te la quitas sin mirar
Y llega otro avión... ya se va
Brillas con risa resabida
Con mirada falsa y un dejo,
denominado soledad
Vas al filo de la noche
buscando compañía
la que por fin con suerte
te pueda ya sacar
del encierro de tus mejores pesadillas
las que vives despierta
a través del cristal
Tu misma sabes,
que por ahora eres trapo
y te quejas y suplicas
en el silencio, compañía
de más de tres besos a cambio
de limosna
Pero por ahora
ya sabes, el vuelo se te va


Hace muchos años, con compañías variopintas fui a dar a un prostíbulo de tierras caribeñas.
Era la única mujer del grupo.
Dos de mis amigos entraron.
Sobra decir que me picaba la curiosidad por ver como era ese mundo, pero no. El guardia no me dejó pasar. La imaginación dio pie a lo que escribí arriba.
Jamás podré estar de acuerdo con esos lugares, de la forma como han sido manejados hasta ahora.
Tampoco estoy de acuerdo con los espectáculos de circos humanos, donde solo se ha cambiado el tipo de animal que te entretiene, pero bueno, eso ya es otro tema...
 
 
 
 


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