Entré rápido a la sala de profesores y la verdad no esperaba verte allí, delgado como siempre con tu camisa remangada por los codos.
Sin pensarlo me acerqué y busqué tu boca, nos comimos enteros con hambre eterna, con desparpajo... a sabiendas de hacer lo que tantas veces habías evocado.
Subiste la falda, bajaste mis defensas y sin más, esos dos orgasmos gloriosos.
***
Lástima que solo fue un sueño.
Un sueño de esos que coges con pinzas porque la mayoría de tus noches son pesadillas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario