Páginas

martes, 12 de noviembre de 2019

Crónica de una mesa electoral

Este domingo me tocó ser Presidenta de Mesa.
Este lunes, de madrugada prometí firmemente no volver a votar, en caso de unas terceras elecciones.



La verdad jamás había estado del otro lado de la mesa, de ese que verifica nombres, subraya, anota y pase lo que pase, mantiene (o trata) la tranquilidad en el entorno.

Todo el que se acercaba, nos comentaba "puff que rollo te ha tocado".

A las ocho de la tarde, terminó el proceso de cara al público.



Y allí, la presión.
Comenzar el conteo, primero Diputados, sobres al suelo, clasificación de votos, contar, contar como si no hubiera un mañana porque los apoderados de cada partido rondaban curiosos, ansiosos, por tener números.
Nos cuadró a la primera, 456 votos escrutados.
Llenar las planas como aquellas que hacías de pequeño, actas de sesión, actas de escrutinio, actas de "vaya usted a saber".
Papeletas a la basura.
Y luego el pastel del Senado.
Algo similar a lo que hicimos multiplicado por tres.
Y si, al final tres horas de conteos; mi mesa culminó a las once de la noche, temprano según los organizadores de la Junta Electoral.
Todo en orden, todo correcto...
No tengo carnet de conducir, por ende no tengo coche.
No me entra en la cabeza que cada Presidente/Presidenta de mesa deba ir solo a los Juzgados a entregar todo el papeleo, después de los escrutinios.
Ya me quedé ojiplática cuando en la mañana y en un catalán fluido para pocos entendidos (vamos que no  entendía lo que me decía porque apenas voy por nivel B escaso) me decían tranquilamente que llevar los sobres corría por mi cuenta.
Reflexiono: para un mejor resguardo de esos sobres y dada la importancia que tienen, ¿No sería mejor que el Estado proporcionara el transporte para todos los Presidentes de cada centro electoral?
¿Tan elevado es el costo que prefieren que cada quien vaya por su cuenta?
Era la una de la mañana y llegué a una parada de taxi cagándome en todo, hasta la Constitución, muerta de frío, por los tres grados que aún no asume este cuerpo tropical.
No nos dieron ni agua durante las quince horas que estuvimos allí.
Desayuné/Almorcé/Cené en media hora escasa y por mi cuenta. Allí como digo, ni agua.
Durante todo el proceso, no prendieron la calefacción, lo se por la nariz de Rudolf el Reno que se me quedó a partir de las cinco de la tarde y porque todos miembros de las mesas lucíamos nuestras mejores galas Frozen.
La mayoría de los electores fueron bastante simpáticos, pero muchos te tiraban el DNI como si de una partida de póker se tratara.
Otros miraban primero, escuchaban mi acento (latino) después y me miraban preguntándose que hacía yo recibiendo su documento de identidad y dando instrucciones.

Con respecto a los resultados, en Cataluña ganó la fuerza por la cual voté, creo que esta vez pensé más antes que dar mi voto al PSOE (Aquí PSC) a la ligera.

En general se ha sentido el descontento o voto castigo, por algo igual corroboro en mínima escala, el avance de la ultraderecha, porque efectivamente, sacaron muchos votos, más de los pensados aquí en territorio catalán.

Esta mañana vislumbraba unas terceras elecciones, por la misma actitud de quien actualmente gobierna, con esa sonrisa y ese pecho inflado  el domingo en la noche.
Han pasado un par de días y al parecer se ha dado cuenta que, de no cambiar la actitud saldría por la puerta de atrás como el líder de la naranjita veleta.

Solo puedo concluir con dos frases:
1) Tú que me lees aquí en España, deseo que jamás te toque ser miembro de mesa, a no ser que se cambien los modos.
2) Dios nos agarre confesados...

3 comentarios:

  1. Menos mal que podemos votar

    Fallos pero no renunciemos a ello

    Besos

    ResponderBorrar
  2. No me ha tocado nunca estar en una mesa electoral... pero es que si me toca la liaré... yo ya sé cómo es todo eso, conozco a gente que ya le ha tocado, y es una vergüenza que las tantas de la noche tengas que ir a la Ciutat de la Jústicia por tu cuenta y luego cómo vuelves?
    Y lo que tú dices... son documentos muy importantes... yo creo que tendría que haber un servicio de correo oficial que se encargara de custodiarlos y transportarlos.

    Ojalá se la última vez y no te convoquen más... a alguien que yo conozco ya le ha tocado tres veces.

    Besos.

    ResponderBorrar
  3. Se lee un poco a película de terror Petite. Hace ya bastantes años me llegó una notificación de que me seleccionaron para participar y dije que sí, pero luego ya no volvieron, al parecer todo el mundo aceptó y para el segundo sorteo ya no me eligieron. Pero creo que acá sí te dan algo de comer. Pues a ver qué pasa después.
    Abrazos.

    ResponderBorrar