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martes, 5 de noviembre de 2019

Volando voy

Si alguna vez has montado en avión sabrás la sensación de hueco que se produce en el momento del despegue y los siguientes diez minutos, donde, el avión (contigo dentro) pareciera movido por los hilos del viento.
Se eleva y proporcionalmente se incrementa el vacío en el estómago, en ese vaivén de vértigo que te hace consciente que te estás despegando del suelo de forma inestable.
Es en ese momento donde todo se hace más ligero y el miedo inicial evoluciona.
Lo que en el suelo parecía importante o incluso crucial, a medida que subes pierde sentido, porque lo único que te ocupa durante los próximos minutos (u horas) es que el avión no se despresurice en primer lugar y segundo que los motores y toda la maquinaria te mantengan arriba y luego evidentemente te bajen de manera considerada.
***
No, no se que tiene que ver lo anterior con el hecho de sacudirme mentalmente y sacar de manera cortés lo que me produce peso.
Prefiero continuar mi vuelo estable y en paz, en un matrimonio que despega y aterriza, a llevar conmigo un montón de carga que me produce una felicidad efímera y escasa.
Prefiero dormir tranquila y con la conciencia limpia.
Como dice la canción versionada recientemente por Rosalía (por cierto la única canción que realmente he disfrutado de ella).
Solo que esta vez
Me quedo Conmigo...

1 comentario:

  1. Caramba...no se si me sorprende más lo de felicidad "efímera y escasa"... o lo de "dormir tranquila y con la conciencia limpia"... en cualquier caso y como no puede ser de otra manera... as you wish, petite bogeria. Salud

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