Hay modas que no deberían volver...

Por supuesto, para gustos, los colores.
Pero en serio ¿No les parece que hay modas nefastas?
Donde te preguntas en qué se inspiraron en aquélla época.
Por ejemplo, los ochenta: por un lado los pelos de pincho, los ojos estridentes, los brillos y metales, las lentejuelas, las temidas hombreras y esos extremos: todo negro o colores que podrían dañar cualquier pupila en un descuido.

Afortunadamente, a veces, se miran las fotografías del pasado y nos damos cuenta del terrible error y nos preguntamos seriamente cómo era posible que usáramos eso.

Lo dicho, hay épocas que no deben volver o al menos no como se vivieron antaño.

Evolución y sensatez son dos palabras que me parecen adecuadas.

Me han preguntado si los resultados electorales de ayer me han producido felicidad.

Evidentemente porque ganó el partido por el cual voté, sin embargo, como todo en esta vida, no hay felicidad absoluta.

La "naranjita veleta" le quitó montón de escaños a la "derechita cobarde", que dicho sea de paso, han transmitido de manera inteligente el mensaje del hacer una buena oposición, es lo que les conviene si quieren posicionarse en mayo e incluso en el mediano plazo, dentro de cuatro años. Tonto seria que como buenas veletas se pegaran a unas ideas que han protestado y contradicho hasta hace muy poco.

A la "derechita cobarde" le han pasado factura esas fotografías de lentejuelas estridentes, un error en toda regla, como los rescates a los más favorecidos y los casos bochornosos de corrupción que ensucian las manos como la purpurina y los brillos que otrora se empeñaban en usar. Por morbo me habría encantado ver anoche la cara de Soraya y no digo más.

Una radical derecha asoma, como toda estructura reaccionaria, ganándose a una España más tradicional que profunda, la que como ellos vociferan es la del macho ibérico y los toros, esa que reafirma la imagen de una moda pasada y que para mi, como aquella de los ochenta, no debería volver pero que merece su puesto si reconozco que la democracia de los gustos y los colores existe. Sin embargo para felicidad de muchos, el clóset no vuelve al menos por cuatro años (ni debería volver jamás).

Por un tema personal, me alegro que los radicales de izquierda hayan perdido escaños, aunque sean necesarios para gobernar; nunca entenderé la forma de aplicar el lema Robin Hood, donde la pobreza es para todos y las mayores riquezas se las quedan quienes vociferan el lema, dándose golpes de pecho con un estilo que en apariencias es más bien harapiento; esos que activan la flauta para adormecer a los más crédulos.

Y para rematar el desfile variopinto, me alegro, aunque parezca incomprensión, que haya una oportunidad que los que hoy están tras las rejas puedan ser puestos en libertad. Nadie debería usar un uniforme sin estilo simplemente por pensar distinto.